A 31 años de la muerte de Ayrton Senna, el piloto más rápido de la historia
El 1 de mayo de 1994, en el circuito de Imola, Italia, el mundo del automovilismo se detuvo. Ayrton Senna, considerado por muchos el piloto más talentoso y veloz de la historia de la Fórmula 1, perdió la vida tras un trágico accidente en la curva Tamburello, durante el Gran Premio de San Marino.
Nacido en 1960 en São Paulo, Brasil, Senna mostró desde niño una conexión única con la velocidad. Su padre le construyó su primer kart con un motor de picadora de caña, y a los 8 años ya competía contra jóvenes mayores, ganándoles. Desde sus primeros títulos en karting hasta su paso triunfal por Europa en la Fórmula Ford y la Fórmula 3, su ascenso fue imparable.
Debutó en la Fórmula 1 en 1984 con Toleman, pero fue en Lotus y luego en McLaren donde dejó su huella con tres campeonatos mundiales (1988, 1990 y 1991). Su intensa rivalidad con Alain Prost marcó una era de pasión, polémicas y maniobras inolvidables.
En 1994, tras un difícil paso por Williams, su vida se apagó producto de una falla en la dirección de su monoplaza, mal soldada tras modificaciones que comprometieron su seguridad. El accidente conmocionó al mundo entero. Su funeral, en São Paulo, fue seguido por más de dos millones de personas.
Senna no solo fue un genio al volante, sino también un defensor de la seguridad en el automovilismo. Tras su muerte, su familia creó una fundación para promover mejoras técnicas en la F1. Curiosamente, su viejo rival Prost se convirtió en su principal impulsor.
Ayrton Senna vive en el recuerdo de millones. Su legado sigue girando en cada curva del automovilismo mundial.