La Copa del Mundo femenina Australia y Nueva Zelanda 2023 está a la vuelta de la esquina y el debut de Argentina cada vez está más cerca. La Albiceleste afrontará el máximo evento del fútbol con la mejor preparación de su historia tras una extensa concentración y una cantidad récord de partidos amistosos para aceitar el funcionamiento colectivo. Pero para que esta disciplina tenga el reconocimiento que se merece hubo generaciones anteriores que debieron luchar en su época con los escasos recursos a disposición.
El registro mundialista del combinado celeste y blanco arrancó en Estados Unidos 2003 con una camada de jugadoras que a base de esfuerzo y dedicación llevó al país por primera vez a la clasificación. Yanina Gaitán, integrante fundamental del plantel que viajó al certamen que se disputó en terreno norteamericano, rememoró con Infobae su camino dentro del fútbol femenino y recordó el día que marcó su nombre a fuego en la historia: gritó el primer gol de Argentina en una Copa del Mundo frente a Alemania.
— ¿Ansiosa de ver un nuevo Mundial de Argentina? ¿Cuáles son tus expectativas y cuál es el partido de la fase de grupos que más ganas tenés de ver?
— Entusiasmada por ver de nuevo a la selección argentina en un Mundial, es muy lindo y a la vez siendo ex jugadora lo vivo con mucha emoción. Haber sido parte del inicio de esa primera camada que clasificó aunque pasen los años el sentimiento es el mismo: amor y pasión al fútbol femenino. Más cuando se trata de representar a tu país en una competencia tan importante. Es algo que jamás se olvida ni se puede separar de lo humano. Y las expectativas las mejores, que se logre mejorar la historia, lograr un primer triunfo en un Mundial. El partido que más tengo ganas de ver es el primero contra Italia.
— Germán Portanova cree este es el Mundial para el que mejor se preparó Argentina. ¿Vos ves lo mismo? ¿Por qué crees que se llega mejor?
— Desde mi punto de vista, hay jugadoras que van con más rodaje internacional, algunas están jugando en el exterior y a la vez tuvieron algunos partidos amistosos en el exterior con la Selección. Creo que se pudo mejorar el proceso de preparación. Ahora queda ver cómo responden las chicas y encima hay varias de ellas van a jugar su segundo Mundial. Por ende, más experiencia es un factor positivo para el plantel.
— Fuiste una de las pioneras en el fútbol femenino nacional, ¿cómo fue tu camino desde chica?
— Mi camino inicialmente fue jugar desde chiquita con mi hermano. Él podía jugar los torneos de papi fútbol, a mí a veces me dejaban jugar y muchas otras no. Jugaba más en el potrero, con amigos varones, con mi padre que también me llevaba a jugar y me enseñaban distintas técnicas para mejorar. Esto fue desde 1983 en adelante. Ya en el 90 por primera vez me llevan a Sacachispas, dónde había equipo de mujeres pero no estaba del todo constituido. Fue poco el tiempo pero la alegría de ver mujeres que jugaran a la pelota para mí fue una felicidad inmensa. Después pasé a Yupanqui donde me encontré con un gran equipo con entrenador y un proyecto más armado con prácticas y partidos en cancha de 11. Ahí integré un plantel de fútbol femenino por primera vez con casi 12 años. Entrenaba con mujeres grandes que me llamaban más de 8 años de edad y me terminé de formarme entre estos entrenamientos y con más partidos con varones.
Yo me di cuenta que era mi deporte desde chica. Era mi diversión y, aunque no era fácil encontrar un espacio y pares para jugar, sabía que era lo que me hacía feliz y lo que mejor me salía hacer. Lo notaba cuando jugaba con mi hermano y sus amigos por mis condiciones técnicas y motrices. Yo sabía que en la época no era común ver niñas de mi edad que supieran jugar.
— ¿Tuviste apoyo o resistencia de tu familia en ese momento? ¿En qué estado se encontraba el fútbol femenino cuando arrancaste a jugar?
— Siempre tuve el apoyo de mi familia. No puedo decir lo mismo de los torneos de papi fútbol que jugaba mi hermano porque no me dejaban anotar. No podía jugar, generalmente iba y miraba de afuera los partidos que mi hermano jugaba. Fueron pocas veces las que sí me permitieron jugar por ser nena. Cuando arranqué a jugar al fútbol, no tenía difusión. Era una época en la que no se veía a niñas que patearan una pelota, sea en clubes o parques. Se veía mal que una nena jugara.
En Yupanqui a sus 13 años, Yanina recibió el llamado que tanto ansió: fue convocada a la selección argentina. “Fue maravilloso, muchísima alegría tanto para mí como para mi familia”, admitió emocionada. Los entrenamientos estaban unificados en una categoría única y generalmente eran en la cancha El Porvenir. Con escasos recursos, se encontraban directamente en el club del ascenso para practicar bajo la dirección técnica de Carlos Borrello.
— ¿Cómo fue la clasificación a ese primer Mundial en 2003? ¿Qué tenía de especial esa camada que hizo historia?
— La clasificación la jugamos en dos fases: primero en Salta contra Uruguay y Paraguay donde ganamos ambos partidos. Después viajamos a Perú y jugamos un triangular frente a Brasil, Colombia y el local. Ahí logramos la primera clasificación a una Copa del Mundo. Fue muy emocionante por todo el esfuerzo realizado, sabíamos que habíamos hecho historia y que íbamos a participar por primera vez de un Mundial. Entrenamos pensando en el objetivo y lo logramos con muchísimo esfuerzo, responsabilidad, dedicación y principalmente pasión. Era un grupo con mucha hambre de gloria y existió una competencia sana dentro del plantel de querer estar y ser parte.
— Viajaron a Estados Unidos, país que siempre le dio importancia al fútbol femenino. ¿Con qué se encontraron?
— Es una realidad que Estados Unidos es potencia en la disciplina. Hace años que trabajan con proyectos serios y desde edades tempranas. Eso se vio reflejado en todo. Desde la llegada al país el marco fue muy profesional, con todos los cuidados y las necesidades que requiere un plantel como hospedajes, traslados e incluso los estadios. Todo de primera. Hasta sorprendió la cantidad de medios que cubrieron el torneo. La competencia en sí fue lo más hermoso y llegar sabiendo que teníamos la oportunidad de jugar contra otra gran potencia como Alemania en el estadio de Washington nos generaba mucha ilusión.
— Hiciste el primer gol de la selección en un Mundial y justamente contra Alemania, quien terminó siendo campeón del torneo…
— Siento orgullo y mucha emoción por haber dejado una huella en nuestra historia, representar a tu país y hacer algo que sea positivo. Es lo más hermoso que un deportista puede aspirar por el amor a la patria, al país, a tu tierra. Es inexplicable. Agradecida a Dios porque sé que él ve todo, vio todo lo que pasé, lo que desee estar ahí. Jugar de lo que siempre me hizo feliz, estar dentro de un campo de juego y poder dejar mi granito de arena en el proceso.
Aunque parecía que el camino de Yanina con la selección argentina recién estaba arrancando, distintas situaciones de la vida la llevaron a alejarse lentamente de su mejor nivel y ya no pudo decir presente en China 2007. La necesidad de comenzar a trabajar para encontrar un sustento económico la obligó a estudiar y buscar algún ingreso. Poco a poco los tiempos se fueron achicando y en 2011 tomó la decisión de retirarse de la actividad para volcarse de lleno a su formación académica.
— Ya a la edición 2007 no pudiste ir y en 2011 te retiras. ¿Cómo fue tomar esa decisión y a qué te dedicas hoy?
— Previo al 2007 tuve que renunciar a la Selección. No estaba pasando un buen momento anímico, opté por trabajar y estudiar. Una pena pero bueno, las cosas se dieron así. En 2011 me retiré definitivamente por los tiempos que ya manejaba en mi vida. Trabajaba de cajera en un supermercado y no podía estar al 100% en el club, en ese entonces estaba en Boca y encima habíamos salido campeonas. Fue duro no jugar más. Era joven, tenía muchas ganas de seguir pero afronté algunos factores externos que no me lo permitieron. Hoy soy docente Profesora de Educación Física, trabajo en la docencia en dos colegios. Soy entrenadora también y mi deseo e ilusión hoy está en tener la oportunidad de trabajar en algún club de la A, dirigiendo. Estoy orgullosa del camino que realicé, hoy me gustaría estar dentro del ámbito desde el lado de afuera de la cancha: dirigiendo, ayudando y formando a las nuevas generaciones.
— ¿Cómo ves al fútbol argentino en la actualidad? ¿Es una locura pensar en competir contra las mejores selecciones del mundo en un futuro cercano?
— El fútbol argentino está en crecimiento. Cuanta más importancia se le dé al deporte, menos va a faltar para llegar a ser potencia. Materia prima siempre hubo. Falta trabajo, proyección y dedicación desde edades tempranas. Con apoyo desde los clubes, las dirigencias, los espacios; y que ex jugadoras capacitadas en la conducción, dirigencia o entrenadoras tengan ese lugar para aportar lo mejor para la disciplina. Lentamente se le está dando la importancia que necesita todo deporte para crecer y llegar a su plenitud. El camino se está haciendo de a poco. Ojalá sea cada vez más fuerte ese apoyo para pelear con las grandes potencias en un futuro cercano.