“Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”. La frase histórica pronunciada por Neil Armstrong al pisar la luna el 20 de julio de 1969, quedó para todos los tiempos. Ese instante, que conmovió a la humanidad, pudo verse en Argentina en forma directa, pese a que aún no estaba instalada la antena ubicada en Balcarce, que le iba a permitir a nuestro país quedar conectado con los hechos más relevantes del planeta. Los operarios que estaban trabajando allí para su inauguración, prevista para dos meses más adelante, hicieron una tarea titánica y contrarreloj para que el objetivo se pudiera cumplir. El 20 de septiembre, con una bendición papal hacia los argentinos, se produjo la inauguración oficial. Un gran paso, e inmenso salto a nivel tecnológico.
Entre medio de ambas fechas, el domingo 31 de agosto, la selección nacional igualó en dos tantos con Perú en la cancha de Boca y con ese resultado quedó fuera del Mundial ‘70, con estruendo de catástrofe para el fútbol local. La improvisación dirigencial, que ya era un mal endémico en la historia de la Albiceleste, llegó a su punto más bajo. Como en Francia ‘38, Brasil ‘50 y Suiza ‘54, había que ver la Copa del Mundo desde afuera, pero ahora por televisión.
Se vivía un momento de gran competencia entre los tres canales privados, en la que cada uno tenía su impronta y una cabeza visible que marcaba las pautas a seguir: Alejandro Romay en el 9, Héctor Ricardo García en el 11 y Goar Mestre en el 13. Ésta fue la emisora que apostó a comprar los derechos de México ‘70, que, pese a la ausencia de Argentina, marcó el hito de ser el primer Mundial que pudo verse en directo en nuestro país.
Fernando Bravo, quien estaba dando los primeros pasos de su exitosa carrera, fue parte del equipo periodístico designado para la cobertura. En diálogo con Infobae, así lo evoca: “Yo había debutado en marzo del año anterior, en un recordado programa que se llamaba La Campana de Cristal y para 1970 continuaba en el canal. Fue Hugo Moser quien decidió incorporarme al equipo deportivo de la emisora, entre otras cosas que yo hacía, y por ello es que tuve activa participación en las transmisiones de México ‘70. El 13 había comprado los derechos con mucha antelación, suponiendo que Argentina iba a participar, ya que nadie pensaba que quedaría afuera en las Eliminatorias. Con el paso de los años me enteré de que una de las personas que era parte del grupo que originalmente tenía esos derechos, luego adquiridos por el canal, era Antonio Carrizo”.
Se armaron dos equipos de trabajo. A México viajaron Héctor Drazer y Norberto Longo, mientras que en los estudios de Buenos Aires estuvieron Fernando Bravo en compañía de Ricardo Podestá, quien ya se había destacado como relator en radio Rivadavia y así lo recuerda: “Se hizo una convocatoria a la que acudimos varios periodistas deportivos. Tuve la suerte de ser elegido nada menos que por Hugo Moser, que estaba a cargo de la gerencia de deportes, más allá de ser el libretista de varios éxitos por esa pantalla. Estuve en la oficina delante suyo unos 10 minutos aproximadamente hablando, hasta que en un momento me dijo: “Bueno, dale, quedás para trabajar acá”. Me dio algunas indicaciones, como hacerme cortar el cabello y las patillas, que se usaban en ese momento (risas). Estar cerca de él fue una gran guía ante algo que me era desconocido y recuerdo un consejo “No hay que contar la película”. Se refería a que el relator debía mencionar los nombres de los futbolistas y poco más”.
A medida que se acercaba el momento del inicio de la competencia, la expectativa crecía en el país. Incluso en el ámbito de la publicidad, en el que las marcas de televisores trataban de captar a posibles compradores con la llegada de los partidos vía satélite. En el canal estaba todo muy bien organizado como lo puntualiza Podestá: “Hugo Moser se quedó aquí y tenía una gran influencia en todo, pero en medio del torneo hizo un viaje relámpago a México. En el avión, con una pequeña máquina de escribir, realizó los libretos de Matrimonios y Algo Más, los cuales envió de regreso al país en otro vuelo apenas pisó suelo mexicano. Esa era su manera de trabajar. Al regresar, siguió comandado el trabajo, con mucha participación, con decir que el día de la final entre Brasil e Italia se metió más que el propio director, que era alguien muy destacado como Edgardo Borda. Algunos partidos los emitimos en directo, mientras que otros llegaban un día más tarde y había que ponerle el audio como si fuese en vivo”. Fernando Bravo también evoca cómo era la mecánica: “Recuerdo que la mayoría de los partidos de la fase de grupos los hicimos en diferido. El cassette llegaba en avión y allí era nuestro turno junto a Ricardo, de poner al aire esos encuentros, quizás con uno o hasta dos días de retraso”.
El moderno estadio Azteca, inaugurado apenas cuatro años antes, lucía espléndido y repleto ese domingo 31 de mayo, para recibir al seleccionado local y al de la Unión Soviética. Era media tarde en Argentina cuando esas imágenes comenzaron a llegar a todos los hogares, que estaban ansiosos de ver semejante competencia en directo vía satélite. Fue un domingo atípico, en el que buena parte de la jornada del torneo Metropolitano se disputó en horas de la mañana, para dar espacio a que los hinchas llegaran con tiempo a sus casas para ver el partido inaugural. El puntero Independiente venció a Boca en Avellaneda 3-2, al tiempo el escolta, Chacarita, superó en San Martín a Los Andes por 2-0. El cotejo que levantó el telón del Mundial defraudó a todos con un olvidable empate en cero, que dejó en la estadística al soviético Evgeni Lovchev, por ser el primer jugador amonestado en una Copa del Mundo, ya que aquella competencia de 1970, fue donde se comenzaron a aplicar las tarjetas amarilla y roja.
El 2 de junio fue la siguiente jornada, con tres partidos a la misma hora. En Canal 13 debieron optar y decidieron que Perú 3 – Bulgaria 2 fuera el match emitido en directo a las 19 horas, mientras que por la noche se pudo observar el debut de Uruguay, que superó por 2-0 a Israel. Al día siguiente fue el turno de ver en vivo la primera presentación de la magistral selección que comandaba Pelé, en su aplastante goleada 4-1 frente a Checoslovaquia.
Para Ricardo Podestá era una enorme oportunidad que supo aprovechar, de jugar en las ligas mayores, con hombres que dejaría huella en la historia de la televisión: “Con Goar Mestre a la cabeza, el 13 tenía una fuerza muy grande, porque era el de más audiencia, el que mejor programación poseía, con grandes equipos de producción. Él y su grupo, que comandaban la emisora, desde siempre le dieron mucha importancia a los eventos deportivos, comprando todos los derechos que pudieron mientras estuvieron al frente, ya sea la Copa Libertadores o la histórica pelea de Muhammad Alí contra Ringo Bonavena, en la que tuve el privilegio de participar”.
También en el caso de Fernando Bravo, el paso por la emisora fue una marca imborrable: “En esos años, Canal 13 era una escuela de televisión extraordinaria para todos nosotros y un modelo que dominó, por suerte, durante muchos años el medio. Era un placer trabajar allí, donde había una gran rigurosidad en cada detalle y todo se hacía en los estudios de la calle San Juan. Por ejemplo, Rolando Rivas se grababa allí, lo mismo que Mancera, que salía en vivo con sus Sábados Circulares desde el estudio A, que era una cosa descomunal”.
Nicolás Pipo Mancera acaparaba casi todo el rating, con un programa dinámico e innovador. También allí se dio un momento muy importante de la cobertura, que Podestá evoca con gran emoción: “Uno de los encuentros más importantes de la fase de grupos fue el que disputaron Italia y Uruguay, y que cayó justo en medio de Sábados Circulares de Mancera. Al terminar el encuentro, el gran Pipo me invitó a quedarme en el piso para analizar lo que había pasado, con una audiencia extraordinaria y compartiendo el espacio con Palito Ortega, también muy futbolero, que se preparaba para cantar a continuación. Allí desarrollé mi idea, acerca de que la Azzurra había hecho un planteo defensivo, en busca solamente del objetivo de lograr la clasificación”.
Se realizó un gran despliegue para tratar de mostrar la mayor cantidad de partidos, con el inconveniente insalvable, que, por ejemplo, los cotejos de cuartos de final se disputaron en simultáneo. Con criterio, el partido elegido fue uno de los más trayentes del certamen: Brasil 4 – Perú 2. “Para muchos, entre los que me incluyo, esa selección brasileña fue el mejor equipo de todos los tiempos. Pero también debemos hacer mención a lo que fueron los peruanos, un cuadro extraordinario, con el talento de Teófilo Cubillas y la dirección técnica de Didi, que al año siguiente fue entrenador de River”, reconoce Podestá a aquellos fenómenos.
El 21 de junio se jugó la final en el estadio Azteca, con un claro choque de estilos, entre la marca estudiada de los italianos contra el talento natural de los brasileños. La expectativa era inmensa y por ello, todos los partidos de la 16° fecha del Metropolitano, se diputaron desde las 10:30 de la mañana. Fernando Bravo rememora cómo fue participar de esa transmisión: “Hacer el partido final fue un gran acontecimiento. Vinieron varios invitados a acompañarnos, entre los que estaba Osvaldo Zubeldía, que pocos días antes había logrado una nueva Copa Libertadores con Estudiantes de La Plata. Recuerdo que en medio de los comentarios previos dijo que a él le gustaría que ganara Italia, porque era el fútbol de laboratorio, y afín a su filosofía. Al día siguiente, una crónica de Dante Panzeri lo liquidó (risas). Era lógico, porque el fútbol que nos gustaba a la mayoría fue el que desplegó ese equipo inolvidable de Brasil, lleno de fenómenos. Me quedó para siempre en la mente el último gol de ese partido, cuando Pelé, con ojos en la nuca, lo vio entrar a Carlos Alberto como una locomotora, y le dio el pase justo para que el lateral derecho consiga el tanto con un tremendo remate”.
Aquella cobertura del Mundial ‘70 no había sido la primera experiencia de Bravo como periodista deportivo: “Mis comienzos fueron como parte de un equipo que transmitía carreras de autos en 1967 en radio Argentina. Dos años más tarde logré ingresar a Canal 13 a través de una prueba de locutores, que se hizo para La campana de cristal, donde estaban Nelly Raymond, Julio Lagos, Héctor Larrea, Leonardo Simmons y Norberto Longo, que era periodista deportivo. De él heredé el lugar en Entre las sogas, que era un programa de boxeo, acompañando a Ricardo Arias, hecho que me permitió ser parte de grandes eventos, como el inolvidable combate entre Muhammad Alí y Ringo Bonavena. Fue una noche donde Buenos Aires quedó desierta. Fue un lunes por la noche donde se lograron casi 80 puntos de rating, con una anécdota increíble: Héctor Ricardo García, quien manejaba canal 11, cerró su emisión de ese día varias horas antes y les dijo a sus empleados que se vayan a ver la pelea (risas).
Ricardo Podestá tuvo la posibilidad de trabajar en varias Copas del Mundo, tanto en radio como en televisión, a lo largo de su carrera. Pero aquel Mundial anidó por siempre entre sus más cálidos recuerdos: “La transmisión de México ‘70 es invalorable, porque fue el primer Mundial que pude transmitir, durante casi un mes entero en contacto con el público y, también, porque allí se me abrió la puerta grande de la televisión, hecho que me dio masividad. La gente me preguntaba cosas por la calle, por lo que había generado ver por primera vez vía satélite una Copa del Mundo. Lo viví con bastante nerviosismo y expectativa. Me había ido bien hasta ahí en radio Rivadavia, pero ese respaldo de Canal 13 fue un paso fundamental en mi carrera de periodista deportivo. La vida me regaló momentos muy lindos. En esta charla tomo real conciencia del instante histórico que protagonicé en 1970, en tiempos fundacionales. Caminé por la luna y no me di cuenta”.
Una excelente definición de Podestá que debe hacerse extensiva a todos aquellos que participaron de una cobertura histórica. Qatar 2022 no solo trajo la alegría indescriptible de un título merecido, sino lo más avanzado a nivel tecnológico. Esto, haciendo retrospectiva, pone más aún de relieve la tarea de quienes de modo casi experimental, llevaron a todo el país México ‘70. El primer Mundial que Argentina pudo ver en directo