“No estoy dispuesto a que el fútbol maneje mi vida”, explicó el DT.
Saturado, colapsado. Así se lo notó a Nelson Vivas, quien después de una charla con su hija decidió alejarse del fútbol.
Después de su paso por Defensa y Justicia (dirigió apenas cuatro partidos), el entrenador tuvo unos meses de descanso, pero al recibir una nueva oferta laboral del exterior se decidió: «Una charla con mi hija de nueve años terminó de aclarar en mí algo que venía madurando: ‘Papá, no quiero que te vayas’, me dijo, y ahí mismo terminé de convencerme», le relató Vivas a Télam.
A Nelson le llegó la posibilidad de dirigir en la Universidad de Chile, pero el pedido de la pequeña le cambió todo. «No estoy dispuesto a que me pase lo mismo que con mis hijos más grandes en mis años de jugador, cuando mi vida era entrenar, concentrar y jugar; jugar, entrenar y volver a concentrar», recordó quien alguna vez contó que uno de sus hijos no lo había incluido en un tarea escolar en la que debía dibujar a su familia.
Además, el técnico evaluó que en el fútbol argentino «el público es hostil ante la derrota, el periodismo fogonea los entredichos y los dirigentes bailan al son del clima de la tribuna y en general tienen un doble discurso: por un lado piden identidad y por otro lado no soportan los malos momentos que hay en toda búsqueda de una identidad. No puede ser que entre ganar y perder no haya nada”.
Como futbolista, Vivas debutó en la temporada 1991/92 en Quilmes y luego pasó por Boca, River, Arsenal de Inglaterra, Celta de Vigo e Inter, entre otros equipos, además de defender la camiseta de la Selección argentina 39 veces, incluido el Mundial de Francia 1998.
Fuente: Telam