Por Germán Demarchi. Argentino Oeste lo tenia de rodillas a Regatas. En apenas 10 minutos lo derrotaba 2 a 0 y el campeón se rendía a sus pies. La tarde plomiza, con grandes probabilidades de lluvia se tornaba complicada para el mejor del año pasado. Con gran inteligencia Daniel Ronco propuso un primer tiempo excelente, con intensidad, presionando en el medio , ahogando el exquisito transitar de Gorriz, imposibilitando las bandas con Munizaga y Paicio , cancelando todo trajinar de Cazullo y Rodriguez. Todo salió a la perfeccion. Un trabajo sacrificado de Ruben Macalluce y jeres . Estos tres hombres fueron actores principales en la recuperación de la pelota, y posteriores asistidores para que Olmos, Santamaria y jesus Diaz se lucieran ante la presencia del pûblico. El Pitu, el Peto y Jesus fueron rapados y furiosos desnudando todas las falencias del conjunto de Lima. En el minuto 25 de ese fabuloso primer tiempo Argentino se imponía 3ª1, con futbol, talento y rebeldía de los enamorados de la redonda. Equivocadamente los de Ronco cambiaron golpe x golpe y Regatas con amor propio llegó al descuento sobre el epilogo de la primera etapa dejando la sensación de una remontada azul/naranja. La señora pausa jamás estuvo en los planes de Argentino, que se desordenó y dejó crecer al rival. En la segunda mitad no supo defenderse con la pelota, condición olvidada en nuestro fútbol. Donde tendría que aprovechar la desesperación del rival, cuidar la globa, tenerla, circularla y no rifarla, termina dubitativo y confundido. Esta más que claro que con el afán de ir hacia adelante no tomó los recaudos necesarios para aprovechar un resultado a favor. El cansancio físico fue notorio debido a la gran intensidad de la etapa inicial. Lo rescatable del conjunto de la estación fue sin dudas no terminar colgado y abrazado del horizontal, como una forma de conservar los porotos. Su poderío técnico desde el globo central le jugaron en contra dejando 2 puntos en casa que en el final seguramente lo lamentarán. Será una materia pendiente de la dupla técnica, defender un resultado con la pelota como aliada y con el futbol a flor de piel.