Arrancaba la doble transmisión del jueves en Rivadavia San Nicolás con Regatas-La Emilia y Defensores-Social. Un mensaje aparecía en el celular de la emisora: “Hoy Kukú hace dos goles. Vamos. Trotta”. Trotta no es otro que Carlos, el suegro de Juan Cruz con quien comparte dos enfermedades incurables: Regatas e Independiente. Trotta sabe de lo que habla. Es el único entrenador en la historia que guió al título local a un equipo de la Ribera. Fue hace 28 años, cuando un tal Carlitos Cordisco, a quien hoy Varas homenajea concurriendo a la cena mensual que se realiza en su honor, desequilibraba con su talento infernal.
Como no podía ser de otra manera por su conocimiento en la materia fútbol, Trotta acertó el pronóstico con su sms. Su yerno volvió a aparecer para mantener al equipo de Leo Lima en carrera por el Clausura con la misión de evitar la final anual. Dos goles para un 2-0 vital. El primero lo hizo girando cerca del área asfixiado por rivales y clavando la pelota en el segundo palo del pobre Beobide. El arquero tuvo una pequeña revancha a los 36 minutos del complemento, cuando le atajó un penal a Kukú. Ni eso desmoralizó al asesino del área en el ámbito nicoleño, quien reapareció a los 44 con un remate cruzado y selló el pleito ante los pañeros. Ah, con ese tanto, el joven goleador de 26 años cantó su centenario con la azul naranja que lleva tatuada en su alma.
No se atrevan a discutirlo. Los 100 goles hablan por sí solos de que estamos ante la presencia de un jugador que quedará en los libros. “Voy a la cancha porque me encanta ver a Varas”, reconoció el mismo Cordisco. Sus compañeros saben que sacan ventaja con él.
No juega en otro nivel porque no quiere. Su elección de vida es trabajar de día, entrenarse cuando puede y disfrutar de sus dos soles: Valentina y la incondicional Belén. Lucharon por tener la familia que hoy tienen. Cuando juega para Regatas, él defiende en la cancha a sus familiares, sus amigos, a los del arbolito, a su propio corazón. Por eso ninguna oferta es capaz de seducirlo con abandonar su lugar de pertenencia. Lo quieren de todos lados, pero él quiere más a Regatas. Y de ahí no piensa moverse.
Hoy su muro de facebook apareció copado de mensajes que mezclan felicitaciones y agradecimiento. Con diez goles, saltó a la cima en el Torneo Clausura y acumula 25 en la temporada, 14 más que su perseguidor Girsa. Una bestia.
“Viste que no sirve”, tiró un dirigente de La Emilia cuando le atajaron el penal. Ocho minutos más tarde, Kukú tapó esa boca otra vez. Tapa bocas ajenas y abre las de sus hinchas para gritar sus goles. A cualquier equipo, en Argentino A, B o C, le caerían bárbaro el talento y el olfato goleador del 11.
Juan Cruz escucha siempre Callejeros y Pablo Lescano. Sin codificar es su programa de TV preferido. Humilde. Buen tipo. Sus amigos incondicionales le armaron la inolvidable fiesta que se merecían con su esposa para celebrar el casamiento.
No se conforma nunca. Ahora buscará concretar el sueño que persigue desde que debutó. Sabe que este año tiene una oportunidad inmejorable. Dar la vuelta olímpica con Regatas cerraría el círculo y sería el justo premio para un goleador increíble. Con su suegro emocionándose en la tribuna, claro.
Ignacio Arámburu
Twitter: @nachoaramburuaustralian online casino