El capitán confesó que si no firmaba en Arroyito largaba el fútbol, que lloró cuando el Kily lo llamó y que Central es muy importante porque le dio todo.
Se lo nota maduro. Expone lo que le dicta el corazón con voz pausada y frases claras. Emiliano Vecchio eclipsó en las dos primera citas de la Copa de la Liga Profesional a todo el pueblo canalla con su hábil juego. Hizo saltar la banca porque en la previa de la contratación había más incertidumbres que certezas. Comulga el bajo perfil y hace un culto a la humildad. En la entrevista con Ovación analizó todos los temas sin poner barreras. Confesó que si no firmaba en Arroyito largaba el fútbol. También que lloró como loco cuando el Kily González lo llamó para sumarlo. Remarcó que Central es muy importante en su vida porque le dio todo tras una infancia donde pasó privaciones y necesidades. Habló como lo que es. Un 10. Un líder. Emiliano Vecchio
¿Esperabas este arranque tan prometedor desde lo individual?
Sí, porque siempre soñé en poder hacer bien las cosas. A eso le sumo que hay muchos factores que suman e inciden para mejorar. Uno de ellos es lo que representa la camiseta de Central por ser un club gigante donde hay muchas presiones. No es fácil jugar acá. Después está el tema de lo que es el fútbol argentino, que es totalmente dinámico y físico. A eso le agrego que cuando estás tanto tiempo jugando afuera uno pierde ese ritmo, por lo que te lleva a preguntar en cierto momento cómo será volver o qué pasará. Por suerte las cosas están saliendo bien.
¿Cómo tomás este desafío entonces?
Como un trabajo que inicie más o menos hace cinco meses. Desde ese tiempo vengo preparándome físicamente y psicológicamente porque sé que este es el desafío de mi vida, así que día a día intento mejorar. Sé que puedo dar más como también aportarle mucho más al equipo, entonces eso también me da mucha motivación.
¿Por qué el desafío de tu vida?
Cuando llegué les comenté un poco a los chicos del club un poco de mi historia. Es decir de dónde vengo. Muchísimas veces pasamos necesidades, pese a que mis padres José y Adriana trataban de darnos a todos lo mejor que podían. Hubo veces en que nos faltó para comer y por eso siento que Central se volvió muy importante en mi vida porque me sacó de todo eso. Incluso tuve gente que me ayudó en su momento como el Coco Pascuttini, quien para mí es el mejor formador que tuve. Central me inculcó valores que hoy en día mantengo, pese a mis errores. Más allá de esto, este club me dio lo necesario para poder salir adelante. Es por eso que a los chicos cada vez que puedo les digo que juego por la camiseta, por la gloria y no por otra cosa. Por eso tomo esta oportunidad como el desafío de mi vida. Incluso este paso es lo más importante de mi carrera.
¿Valorás más ahora todo lo que conseguiste en el fútbol teniendo en cuenta las necesidades que pasaste de chico?
Por supuesto. Lo que pasa es que cuando sos pibe no te das cuenta de muchas cosas.
Con el fútbol podés suplir las carencias.
Claro. Por eso les digo a los pibes que tienen una oportunidad única para ayudar a sus familias y progresar en la vida. No tienen que olvidarse de dónde vienen o de las cosas que pasaron. Generalmente el jugador de fútbol pasa necesidades y por eso tienen que tomar esta carrera con pasión. Deben entender que esto es su vida y que pueden tener un bienestar el día del mañana. Trato de que aprovechen este presente porque puede ser muy útil en un futuro.
¿Haces tanto eje en el esfuerzo y valorar todo para que los chicos no se pierdan en el intento?
Lo que pasa es que cuando uno es pibe tiene esa inconsciencia que no sabe dónde está parado. No valora todo lo que tiene. En cambio, cuando estás más grande es como que también estás más sensible. Tenés otra mirada y perspectiva. Uno valora más las cosas y recuerda siempre las cosas que pasó de chico. Si bien pasé necesidades como muchos, también intento que ellos valoren todo lo que tienen en este momento y no cuando tengan más de 30 años.
¿Si bien vivís en Ramallo, sos de ir a visitar a tus amigos de barrio Acindar?
Siempre. Tengo mi familia y mis amigos de la infancia como Tata o el Cabezón están ahí, en Acindar. También perdí a otros porque eligieron en su momento lo que creían que era el camino más fácil cuando en realidad era el equivocado. Lamentablemente ya no están, pero los recuerdo.
¿Y qué te genera cuando estás en esas calles que son las que te vieron nacer y crecer?
Todo. Me hace recordar el pasado y entender que el jugador de fútbol vive en una burbuja, que no es la realidad. La realidad es la que veo cuando estoy en barrio Acindar y veo cómo viven la mayoría de los ciudadanos de este país. Me hace muy bien tomar mates con mis amigos, comer lo que se pueda. Eso me hacer feliz al alma.
¿Por qué cada vez que podés decís que estás feliz en Central?
Estoy feliz porque estoy en un momento de mi vida en el cual me siento a pleno, sea desde lo físico como futbolístico. Me siento con mucha energía como para devolverle cosas al club luego de haberme dado mucho. Varias veces quise volver. Lamentablemente no se me dio. Quizá porque no era el momento. Pero más allá de eso, soy feliz estando en Central. Cada vez que me cambio para entrenar lo hago con una gran felicidad. Cuando entro al predio me siento como en casa. Estoy donde quiero estar. Justo hoy (lunes) le comentaba a algunos compañeros, que no me quiero ir más de acá. Quiero intentar conseguir cosas importantes con este club.
¿Cómo fue que decidiste jugar en Bolivia?
En realidad cuando volví de Arabia Saudita le dije a mi amigo y representante Sergio Lami que quería jugar en Central o pensaba seriamente que me retiraba del fútbol. Me acuerdo que un día me comentó que era imposible jugar acá y me planteó ir a Bolívar para jugar la Copa Libertadores. Así que agarré viaje y firmé en enero hasta que pasó lo de la pandemia que paralizó todo y me pegué la vuelta luego de 50 días en Bolivia.
¿Qué pasó por tu cabeza en ese instante porque otra vez no podías volver a Central?
Lloré como loco. Igual luego terminé rescindiendo contrato con Bolívar porque veía que el parate seguiría por un largo rato más.
¿Y después qué sucedió?
Como hablaba seguido con Cristian (González) y justo en ese momento estaba el tema de la continuidad de Cocca, el Kily me dijo que si agarraba me llevaba con él. Decidí jugármela y esperar si asumía. Me la rejugué por completo. Sentía que era el momento. Era eso o nada de verdad. Era la última ficha. Por suerte se dio. Es más, firmó un día a las dos y media de la tarde, y a las cuatro me llamó para decirme que me quería.
¿Ahí te cayó la ficha?
Esa tarde justo tenía a mi hijo Gianluca, quien tenía puesta la camiseta de Central, en brazos. Lo miré a la cara y empecé a llorar como loco. Mi esposa en ese instante no estaba. Volver era mi sueño. Querías además que me viera jugar en Central.
¿Y terminaste siendo el más regular del equipo, al menos en estas dos primeras fechas?
Me siento bien. Trabajo para estar a altura. Cristian nos exige muchísimo en cada entrenamiento. Eso potencia todo. No miro tanto lo individual porque este es un juego colectivo que requiere del esfuerzo de todos. Cada uno debe hacer lo suyo para que el equipo pueda funcionar o mostrar lo que realmente el entrenador nos pide.
¿Coincidís que sos el único que le brinda una pausa al equipo?
En mi rol. Igualmente pienso que el fútbol a veces sale tan aburrido porque se corre más de lo que se piensa. Está todo bien, hay que correr porque así lo exige el nivel. Aunque hay que usar la cabeza para poder darle un buen destino a la pelota. Que cada pase tenga sentido y genere acción. Intento darle funcionamiento a Central desde ese lugar. Por ahí me sale, y en otras no.
¿Qué les pide el Kily?
Que seamos intensos. Que presionemos y seamos más agresivos. Que intentemos siempre jugar. La idea es muy buena. Nosotros debemos saber plasmarla porque en la semana se trabaja mucho. Por ejemplo, ante River nos pidió en el primer tiempo que presionáramos más arriba y no lo hicimos. Fue nuestra culpa, no la del entrenador. Por eso en el complemento se vio de arranque un Central arrollador. Veníamos bien hasta que llegó la expulsión de Laso y ahí nos condicionó. Más allá de eso, vamos por el buen camino. Estoy muy ilusionado porque estamos construyendo algo muy bueno.
¿Para qué está este Central, porque hay un mensaje esperanzador puertas hacia adentro?
Sí, el Kily dijo que el objetivo es ir por la gloria. Nosotros también queremos eso. Este Central no es menos que nadie. Es un equipo competitivo y que se tiene que dar cuenta de que siempre debe jugar al ciento por ciento. Podemos perder con cualquier rival, es verdad. Pero también podemos ganarle porque contamos con un buen plantel.
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FUENTE: https://www.lacapital.com.ar/